sábado, 4 de octubre de 2008

SAN FRANCISCO DE ASIS


REPARA MI IGLESIA


Salió un día Francisco al campo a meditar, y al pasar junto a la Iglesia de San Damián, cuya Iglesia amenazaba ruina, entró en ella –movido por el Espíritu- a hacer oración; y mientras oraba postrado ante la imagen del crucificado, de pronto se sitió inundado de una gran consolación espiritual. Fijó sus ojos, arrasados en lágrimas, en la cruz del Señor, y he aquí que oyó con sus oídos corporales una voz procedente de la misma cruz que le dijo tres veces:”¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse toda ella ¡” Quedó estremecido Francisco, pues estaba solo en la Iglesia, al percibir voz tan maravillosa, y, sintiendo en su corazón el poder de la palabra divina, fue arrebatado en éxtasis. Vuelto en sí, se dispone a obedecer, y concentra todo su esfuerzo en la decisión de reparar materialmente la Iglesia, aunque la voz divina se refería principalmente a la reparación de la Iglesia que Cristo adquirió con su sangre, según el Espíritu Santo se lo dio a entender y el mismo Francisco lo reveló más tarde a sus hermanos.

De los escritos de San Francisco de Asís.

San Francisco insistió hasta el final de su vida en el compromiso de fidelidad y de ayuda a la Iglesia. Para él la Iglesia era la presencia de Jesucristo en la tierra y, al mismo tiempo, la garantía de esa misma presencia. Por eso su amor a la Iglesia Santa viene a ser su otra forma de amar a Jesús, junto con la santa pobreza. Su fe profunda y enamorada le llevó a venerar a la Iglesia como sacramento universal de vida y salvación. Sólo por ella y en ella tenía la posibilidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía. Francisco no intentó “reformar” la Iglesia, sino que la amó y restauró.

¡Oh Cristo!, infunde en nosotros el don de sabiduría para que siguiendo tus huellas, a ejemplo de Francisco, te seamos fieles toda la vida.



Oración

¡Oh alto y glorioso Dios!,
Ilumina las tinieblas de mi corazón,
Y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
Sentido y conocimiento, Señor,
Para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
Amen.

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