domingo, 27 de mayo de 2012

FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO



   Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna.



12 frutos del Espíritu Santo:
Caridad | Gozo | Paz | Paciencia | Mansedumbre | Bondad | Benignidad | Longanimidad | Fe | Modestia | Templanza | Castidad

En Gálatas 5:22-23 nos dicen:

"El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley."

Cuando el Espíritu Santo da su frutos en el alma, vence las tendencias de la carne que son:
Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, rivalidades, violencias, ambiciones, discordias, sectarismo, disensiones, envidias, ebriedades, orgías y todos los excesos de esta naturaleza. (Gálatas 5, 19)

Naturaleza de los frutos Espíritu Santo y la santificación

Al principio nos cuesta mucho ejercer las virtudes. Pero si perseveramos dóciles al Espíritu Santo, Su acción en nosotros hará cada vez más fácil ejercerlas, hasta que se llegan a ejercer con gusto. Las virtudes serán entonces inspiradas por el Espíritu Santo y se llaman frutos del Espíritu Santo.


La Felicidad
Cuanto más se apodera Dios de un alma más la santifica; y cuanto más santa sea, más feliz es.
Seremos más felices a medida que nuestra naturaleza va siendo curada de su corrupción. Entonces se poseen las virtudes como naturalmente.

La comunión frecuente perfecciona las virtudes y abre el corazón para recibir los frutos del Espíritu Santo porque nuestro Señor, al unir su Cuerpo al nuestro y su Alma a la nuestra, quema y consume en nosotros las semillas de los vicios y nos comunica poco a poco sus divinas perfecciones, según nuestra disposición y como le dejemos obrar. Por ejemplo: encuentra en nosotros el recuerdo de un disgusto, que aunque ya pasó, ha dejado en nuestro espíritu y en nuestro corazón una impresión, que queda como simiente de pesar y cuyos efectos sentimos en muchas ocasiones. ¿Qué hace nuestro Señor? Borra el recuerdo y la imagen de ese descontento, destruye la impresión que se había grabado en nuestras potencias y ahoga completamente esta semilla de pecados, poniendo en su lugar los frutos de caridad, de gozo, de paz y de paciencia. Arranca de la misma manera las raíces de cólera, de intemperancia y de los demás defectos, comunicándonos las virtudes y sus frutos.                                                                                                         

PARA PEDIR LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

Espíritu de Caridad, haznos amar a Dios y a nuestros semejantes como Tú quieres que los amemos.

Espíritu de
Gozo, otórganos la santa alegría, propia de los que viven en tu gracia.

Espíritu de
Paz, concédenos tu paz, aquella paz que el mundo no puede dar.

Espíritu de
Paciencia, enséñanos a sobrellevar las adversidades de la vida sin indagar el por qué de ellas y sin quejarnos.

Espíritu de
Benignidad, haz que juzguemos y tratemos a todos con benevolencia sincera y rostro sonriente, reflejo de tu infinita suavidad.
Espíritu de
Bondad, concédenos el desvivirnos por los demás, y derramar a manos llenas, cuantas obras buenas nos inspires.

Espíritu de
Longanimidad, enséñanos a soportar las molestias y flaquezas de los demás, como deseamos soporten las nuestras.

Espíritu de
Mansedumbre, haznos mansos y humildes de corazón, a ejemplo del Divino Corazón de Jesús, obra maestra de la creación.

Espíritu de
Fe, otórganos el no vacilar en nuestra fe, y vivir siempre de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, e iluminados por tus santas inspiraciones.

Espíritu de
Modestia, enséñanos a ser recatados con nosotros mismos, a fin de no servir nunca de tentación a los demás.

Espíritu de
Continencia, haznos puros y limpios en nuestra vida interior, y enérgicos en rechazar cuanto pudiera manchar el vestido blanco de la gracia.

Espíritu de
Castidad, concédenos la victoria sobre nosotros mismos; haznos prudentes y castos; sobrios y mortificados; perseverantes en la oración y amantes de Ti, oh Dios del Amor hermoso.
Así sea.

Del Catecismo

viernes, 25 de mayo de 2012

PENTECOSTÉS

ORACION PARA PEDIR LOS SIETE DONES DEL
 ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.

1
Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria
2
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria
3
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria
4
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria. Gloria
5
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenas para así no perder las eternas. Gloria
6
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
7
Ven, Espíritu Santo, por tu don de
Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria


sábado, 19 de mayo de 2012

ASCENSIÓN DEL SEÑOR


Lo vieron levantarse

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó:

-«No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»

Ellos lo rodearon preguntándole:
-«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó:

-«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:

-«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse. »

COMENTARIO

·       Hoy recordamos el día que Jesús ascendió al cielo.

·       El dijo que nos prepararía un lugar para estar todos con El.

·       El cielo es estar perfectamente unidos a Dios por medio de Cristo.

·       ¿De verdad queremos ir al cielo?

·       Si entendemos que ir al cielo es ir a Jesús, dependerá de cuanto amamos a Jesús.

·      Cuando me despido de personas que posiblemente no vuelva a ver en este mundo, suelo decirles: "espero que nos encontremos en el cielo. Ellos suelen responder algo así: "¡Espero que no sea pronto!"

o   La verdad es que muy pocas personas desean ir al cielo. Si les damos a escoger entre cielo o infierno, dicen que prefieren el cielo. Pero prefieren aun más su vida en la tierra.

o   El problema es que conocemos poco a Jesús y por eso lo amamos poco. Hay muchas cosas que ponemos antes que El.

o      No digo que despreciemos este mundo. Los santos deseaban ir al cielo y por eso vivían aquí con tanto amor. Porque en el cielo se vive el amor y se comienza a amar aquí.

o      Cuanto más deseamos a Jesús (estar con Él en el cielo) mas vamos a apreciar nuestra vida en la tierra. El nos da el Espíritu Santo para que podamos amar a todos y todas las cosas en Cristo.

o      Es como una novia que anhela por casarse con su novio. Cuanto más lo anhela mas goza el noviazgo con toda la preparación.

·       No podemos imaginarnos el cielo porque está fuera de nuestras categorías de conocimiento. No puede una persona completamente ciega de nacimiento imaginarse los colores.

o   El cielo no es tanto un lugar como un estado de vida muy superior al nuestro. En el cielo no hay tiempo ni espacio. Solo podemos anticipar el cielo basado en el amor. ¡En el cielo todo se conjuga en el amor!

o    En la tierra empezamos a amar, pero todavía tras velos y límites. En el cielo estaremos en la plenitud del amor.

o    Por eso, la ascensión NO es una fiesta triste y melancólica.

o    Al partir hacia el cielo, Cristo comienza a comunicar el Espíritu Santo a sus apóstoles y los frutos son inmediatos:

o    Jesús los reviste de fortaleza como les había prometido.

o    Ellos “se postraron ante él (adoración) y se volvieron con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios (alabanza)."

o    Son hombres nuevos llenos de convicción sobre la realidad de Cristo, llenos de propósito.

·           La ascensión es la fiesta de la entronización de Cristo. Sube al cielo y se sienta en Su trono a la derecha del Padre. Significa que Jesús ha transcendido a todas las limitaciones de este mundo y está con Dios. Significa que en Jesús, todos los hombres que creen transcienden también porque somos su Cuerpo.

o    Jesucristo ejercita ahora soberanía sobre los suyos, dándoles la gracia para llevar a cabo su misión en este mundo. A través de ellos su presencia se hace presente en la tierra.

o    Esta verdad es el fundamento de la nueva vida de los Apóstoles.

·           Esta misma experiencia del Señorío de Jesús es expresada por Pablo quien nos dice que Cristo se elevó por encima de todo. Señor “Kyrios”. “puso todas las cosas bajo sus pies”.

o    Frente a Cristo debe doblarse toda rodilla: en los cielos, la tierra y lo que está bajo la tierra (Cf. Flp. 2,9)

·           Jesús, lejos de separarse de nosotros nos ha unido a Él para siempre.

·           En Cristo, nuestra humanidad es elevada hasta Dios.

·           Nosotros somos miembros de su Cuerpo, unidos a la Cabeza.

·           Ya desde la tierra somos de su reino y no del mundo.

·           «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

·           En la tierra podemos estar unidos a Cristo, pero hay diferentes capacidades de unidad.

·           Un novio conoce a su novia y ambos se aman ya. Pero anhelan el día de la boda.

·           Nosotros conocemos a Jesús pero vivimos en la esperanza firme del cielo. Si no tuviésemos ya los primeros frutos, no anhelaríamos la plenitud.

·           Ir al cielo significa ir a estar "con Cristo" (Fi. 1,23)
P. Jordi Rivero

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23

martes, 1 de mayo de 2012

MES DE MAYO EN HONOR DE MARÍA


 FLORES PARA LA VIRGEN EN EL MES DE MAYO

Sugerencias de obsequios espirituales que se pueden ofrecer al Señor, por medio de la Virgen, para cada día del mes de mayo.

N. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.
R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mí.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Repetir mi juramento cristiano de lealtad a Cristo y al Papa.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mi algo que moleste a los demás.

V. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.
 

INVOCACIONES A MARÍA


M
adre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acuérdate de mí, miserable pecador. Avemaría.
A
cueducto de las divinas gracias, concédeme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados. Avemaría.
R
eina del cielo y de la tierra, sé mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Avemaría.
I
nmaculada hija de Joaquín y Ana, alcánzame de tu santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría.
A
bogada y refugio de los pecadores, asísteme en el trance de mi muerte y ábreme las puertas del cielo. Avemaría.


Oración

Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu patrocinio, implorado tu auxilio, o pedido tu socorro, haya sido abandonado de Ti.  Animado por esta confianza, vengo a Ti, me refugio en Ti, yo pecador gimo delante de Ti.  No quieras, ¡oh Madre del Verbo Eterno!, despreciar mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y haz lo que te suplico. Amén.