jueves, 16 de agosto de 2012

SANTA BEATRIZ DE SILVA

17 de agosto

                                                           


ESPIRITULIDAD DE SANNTA BEATRIZ DE SILVA
SEGÚN LA “POSITIO”

La espiritualidad antes que teorizada es vivida y de esto sabe mucho Santa Beatriz, porque ella sí que tuvo una experiencia de gracia. Veamos esto. Dice nuestro autor: “Entendemos por experiencia espiritual: la participación consciente integral que la comunicación de Dios y la vida de gracia despiertan en el creyente. En otros términos; la espiritualidad nace del encuentro con Dios. En éste encuentro, Dios, de alguna manera, se muestra, da a entender algo de sí mismo y dice cómo quiere ser honrado y venerado. La señal de este encuentro es la fascinación que su presencia suscita en nosotros. Por eso podemos observar cómo a todo encuentro con Dios sigue una vocación en cuanto que en ésta se indica la participación plena del sujeto en el misterio divino, una nueva sabiduría y el desarrollo de un amor transformante, elementos que podemos encontrar perfectamente en Santa Beatriz. No hay un tratado sistemático de espiritualidad pero sí podemos decir de ella que fue una mujer alcanzada por Dios en la mediación sacramental de la Inmaculada Virgen María. Su experiencia de Dios será la clave para comprender su espiritualidad y esta experiencia está perfectamente descrita en las primeras biografías. Por tanto, podemos hablar de espiritualidad de Santa Beatriz, porque de ella sí conocemos su experiencia de Dios y la forma concreta en que sirvió al Altísimo.
Nuestra lectura puede ser la siguiente, el hecho de velar su rostro responde a diversos motivos: a “una devoción”, al consejo evangélico de evitar el escándalo o a simple mortificación. Sea lo que fuere, el sentido parece que ha de deducirse de lo que sucede al retirar el velo. Pues propiamente asistimos a una revelación. Su rostro resplandecía con “resplandor como de persona que ya gozaba de la visión de Dios”. Es el valor simbólico de la estrella que se marcó en su frente y que se ha convertido en un signo de identidad de la iconografía de Santa Beatriz.
En la tradición monástica tomar el velo significa separarse del mundo, pero también separar el mundo de la intimidad en la que entramos en una vida con Dios. Santa Beatriz dedicó su vida a cultivar las relaciones con el Absoluto hasta ser morada del mismo. Transformada en Él, su rostro irradia su presencia: la luz del Altísimo.
Creo que esto es lo esencial: Santa Beatriz fue una mujer que tuvo una clara, profunda y transformante experiencia de Dios. O dicho con otras palabras: Santa Beatriz, la mujer de rostro velado ahondó en el misterio de Dios y maduró en santidad hasta convertirse en la mujer luz.
Santa Beatriz dedicó su vida a cultivar las relaciones con el Absoluto hasta ser morada del mismo. Transformada en Él, su rostro irradia su presencia: la luz del Altísimo.
Oración
Señor, que concediste a santa Beatriz de Silva un gran amor a la Madre de tu Hijo, te pedimos que, a ejemplo suyo, imitemos las virtudes de la Virgen y seamos introducidos por Ella en las moradas eternas. Por Jesucristo, Tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.


lunes, 13 de agosto de 2012

15 de agosto


La Asunción de la Santísima
Virgen al Cielo
 



« Hoy María Virgen subió
a los cielos: alegraos
porque con Cristo reina
para siempre. »


Es el grito de la Liturgia y de la fe cristiana, dos veces milenaria.
La que fue Madre de Dios e Inmaculada desde su Concepción, como convenía, no podía, sufrir la corrupción del sepulcro. Su santa dormición fue un deliquio místico de amor entrañable a su Dios, y enseguida un raudo vuelo de paloma a lo más encumbrado de los cielos, cortejada por los coros angélicos.
Por todos se interesa, como madre e intercesora, la « llena de gracia», la « más bendita de todas las mujeres».
Y el papa Pío XII, cediendo a su personal creencia y filial devoción y respondiendo también al unánime voto de toda la cristiandad, define Dogma de fe cristiana esa Asunción de María a los cielos en su cuerpo y alma, para gloria de tan excelsa Señora y esperanza de sus hijos militantes en la tierra.
Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, ella, al aceptar tu Palabra, con limpio corazón, mereció concebirla en su seno virginal, y al dar a luz a su Hijo, preparó el nacimiento de la Iglesia.
Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de su amor divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo.
Ella, en la espera pentecostal del Espíritu, al unir sus oraciones a las de los discípulos, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.
Desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina, y protege sus pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo.
Escuchar en audio en el enlace siguiente: