sábado, 25 de mayo de 2013

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Jornada «pro orantibus 2013
 
ORACIÓN
Que te glorifique, Dios nuestro, tu iglesia, al contemplar el misterio de tu sabiduría, con la que has creado y configurado el mundo;
Tú, por medio de Jesucristo, nos has justificado y en tu Espíritu Santo nos has santificado; escucha la oración que hoy te dirige tu pueblo, volviendo su mirada y su corazón hacia los monasterios, por las personas consagradas contemplativas, que, como centinelas de la oración, dedican todo su tiempo únicamente a ti, vigilando día y noche con sus lámparas encendidas.
Concédeles permanecer fieles a su vocación, y haz madurar plenamente el fruto de su consagración monástica, para que tu Iglesia siga recibiendo de ellos incrementos abundantes de fe y caridad.
A ti el honor, la gloria y el poder, a ti la alabanza y la aclamación por los siglos de los siglos. Amén. 
Conferencia Episcopal Española
 
Vida contemplativa en el Año de la fe:
 centinelas de la oración 
El lema de la Jornada de este año es: Centinelas de la oración. La palabra centinela evoca vigilancia. Los centinelas estaban apostados sobre los muros de las ciudades (cf. 2 El salmista suplica al Señor su misericordia y espera en su palabra «más que el centinela la aurora» (Sal 130, 6).
La personas contemplativas vigilan como centinelas día y noche igual que las vírgenes prudentes la llegada del esposo (cf. Mt 25, 1-13) con el aceite de su fe, que enciende la llama de la caridad. Los monjes y monjas son en la Iglesia centinelas de la oración contemplativa para el encuentro con el Esposo Jesucristo, que es lo esencial.
Nuestros monasterios son un oasis de silencio orante y elocuente. Son escuela de oración profunda bajo la acción del Espíritu Santo. Son espacios dedicados a la escucha atenta del Espíritu Santo, fuente perenne de vida, que colma el corazón con la íntima certeza de haber sido fundados para amar, alabar y servir.
Las personas contemplativas como centinelas apuntan siempre a lo fundamental y esencial. Para el hombre moderno, encarcelado en el torbellino de las sensaciones pasajeras, multiplicadas por los mass-media, la presencia de las personas contemplativas silenciosas y vigilantes, entregadas al mundo de las realidades «no visibles» (cf. 2 Cor 4, 18), representan una llamada providencial a vivir la vocación de caminar por los horizontes ilimitados de lo divino.
En esta Jornada «pro orantibus» es justo y necesario que recemos por las personas contemplativas, que volvamos la mirada y el corazón a sus monasterios y pidamos por sus intenciones. Sin duda, sus intenciones van encaminadas a la permanencia en la fidelidad siempre renovada de todos sus miembros en la vocación recibida y al aumento de vocaciones en esta forma de consagración.
Que la santísima Virgen María, primera consagrada al Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo, maestra de contemplación y centinela orante que dio a luz al Sol de justicia, Cristo nuestro Salvador, cuide y proteja a todas las personas contemplativas.
¡Feliz Jornada de la vida contemplativa en el Año de la fe!
X VICENTE JIMÉNEZ ZAMORA
Obispo de Santander
Presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada


miércoles, 1 de mayo de 2013

MES DE MAYO 2013


Mes de María - Año de la Fe


 
 
 

OBSEQUIEMOS A LA VIRGEN EN EL MES DE MAYO 
AMABILIDAD
 
 En nuestro mundo necesitamos cortesía: gestos en los que se haga patente la amabilidad; una palabra cordial, un detalle fino, educado, cortés.
¡Cuántas groserías se están considerando signos de modernidad! ¡Cuántas imitaciones, de aquellos que nos presentan como ídolos o arquetipos del mundo actual, no dejan de ser groseros modales!
Un semblante alegre, acogedor y afable nos atrae.
Estos signos de gentileza ayudan a aliviar las penas de aquellos que se sienten tristes, amargados, marginados, solos.
El gran problema del hombre de hoy es la soledad.
Pablo, en la carta a Timoteo, nos exhorta: “A un seguidor del Señor le conviene ser amable con todos”
Reflexión
«Un joven estudiante, que tenía grandes deseos de comprometerse por el bien de la humanidad, se presentó un día a San Francisco de Sales y le dijo:
- ¿Qué debo hacer para conseguir la paz, el bienestar, la alegría y la amabilidad en el mundo?
San Francisco de Sales le respondió sonriendo:
- Procure no hacer tanto ruido al cerrar la puerta...
Las grandes peleas casi siempre provienen de pequeños altercados.
Muchos divorcios empiezan por unos calcetines olvidados bajo la cama. Así mismo, los grandes amores están entretejidos de pequeños detalles.»
 
Bruno FERRERO
                                   
 
Virgen Madre, María. Quisiera tener una voluntad fuerte, para dominar los impulsos y refrenar mi lengua. Quisiera tener palabras para mis semejantes que conforten, animen y estimulen. Quisiera tener una disponibilidad, como la tuya, para ser amable, suave, con todos mis hermanos. Quisiera tener la capacidad de amar a los que viven en discordias y tensiones. Te lo pido con
 humildad y con fe.
Escúchame Madre.