sábado, 31 de mayo de 2014

ASCENSIÓN DEL SEÑOR


Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras Jesús se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Éste que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo». Entonces se volvieron con gran gozo a Jerusalén y perseveraban todos constantes en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de María, la madre de Jesús.

jueves, 1 de mayo de 2014

MES DE MAYO

ORACIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA

ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén

Día 1: Mi Compañera
La Virgen me acompaña siempre.
María, siempre, pero de modo muy especial en este mes de mayo, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Gracias,
Día 2: Confianza en María
    Madre mía, perdona todas las veces que te he tratado con desconfianza, o como si no me escuchases; o, lo que es lo mismo, como si pasases de mí, como si no fueses realmente mi madre. Sé que basta con que te diga una sola vez ¡Madre mía! para que no pares hasta conseguirme lo que necesito. Y si no me lo consigues es que claramente, de momento, no me conviene.

Día 3: ¡Cómo le gusta!

Dile a la Virgen, que todos los días de este mes tratarás de rezar el rosario o al menos, al menos, un misterio del Rosario (un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria). Es muy fácil... y ¡cómo le gusta!

Día 4: No está completa

Si en tu habitación no tienes una imagen de la Virgen, tu habitación está incompleta. Si en la sala de estar de tu casa no tienes una imagen de la Virgen, está incompleta. ¡Ponla! Y ojalá te acostumbres a mirarla, a saludarle, cuando entres y salgas. Te ayudará a recordar que Ella te acompaña.
Madre mía, te quiero. Quiero quererte más; quiero acordarme más veces de ti. ¡Qué me sirvan tus imágenes!

Día 5: ¡María nos espera!
Por cansado que esté, Santa María, por lejos que me encuentre de Dios, jamás dejaré de rezarte las tres Avemarías, por la noche, de rodillas. Porque si un día o una temporada estoy siendo mal hijo tuyo, no cabe en ninguna cabeza que por esa vayas a ser Tú mala madre. Y, además, cuando peor estoy, más necesito tenerte cerca. Ángel de mi guarda, encárgate tú de recordádmelo, gracias.  

Día 6: Nada podrá destruirlo
La Virgen existe y el amor de los cristianos hacia Ella nada podrá destruirlo.
Santa María, ya se ve que Dios tiene interés en dejarnos muy claro a los hombres que Él tiene una predilección grande por Ti. Es incapaz de negarte nada: por algo eres su Madre. Confío en Ti más que en nadie.

Día 7: El "Ángelus"

¡Qué gozada, a las doce en punto, en el momento central del día, unirte al Papa y a todos los cristianos, desde donde estés, para recordar a María el momento más grande de su vida! ¡Es un gran detalle con Ella! Ponte la alarma del reloj o algo que te lo recuerde, y dale esa alegría.
¡Madre mía, hasta las doce de todos los días!

Día 8: Confianza

Madre mía, ¿tengo yo confianza con Jesús? ¿Le hablo de mis cosas, o de mis enfermedades? Enséñame María, a hacer oración.

Día 9: Un deseo expreso de María

Madre mía, en cualquier sitio puedo hablar contigo. Pero voy a procurar durante este mes ir algún día, o algunos días, a verte a un Santuario, Iglesia o ermita dedicado a Ti. ¡Te lo aseguro!

Día 10: Cambiar con ella

Tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y.. ¡qué fácil! Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,... ¡Ah! y.. gracias.
Día 11: El truco

Perdona, Madre mía, porque muchas veces me parece que pedir ayuda es... lo de menos, lo menos importante. Lo que pienso, en el fondo, es que para vencer, para conseguir hacer algo que me cuesta, lo importante es lo que yo haga y yo consiga... Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estoy. Gracias, Madre, porque ahora sé que lo más importante es lo que yo reciba de Ti y no lo que yo solo pueda hacer.

Día 12: ¡Mi vida no es mía!

Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo, con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un para qué, con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios. Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente quiero hacer el bien.


Día 13: Hoy es la Virgen de Fátima

María, que me dé cuenta que el tiempo de vida que tengo, me lo da Dios para que yo le ame y le dé a conocer. Y que Tú no me dejas nunca; que todo lo mío te interesa. Que viva todo contigo.
Día 14: Dejadme a María: el escapulario

La Virgen prometió unas gracias y cuidados especiales para aquellos que llevaran el
escapulario del Carmen.
El escapulario es una pequeña imagen de la Virgen del Carmen en tela (puede ser también una medalla) para colgarse al cuello.
Madre mía, llevaré siempre el escapulario. No te dejaré, y Tú no me dejes en ningún momento.
Día 15: El rezo del Rosario
Muchos cristianos que la invocan al morir y al rezar el rosario se salvan.
¡Qué suerte ser tu hijo, María! Ahora sí que digo con toda paz que no tengo miedo a nada ni a nadie. Pero sí a una cosa: a vivir sin Ti, como si fuese huérfano. Encárgate Tú, por favor, de que eso no suceda, y ya está. ¡Gracias, Madre mía!

Día 16: María auxiliadora

Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas. Pero no estoy seguro de poderte decir lo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.

Día 17: Lo único que sabe hacer

Ten la costumbre de besar con cariño muchas veces cada día la imagen de la Virgen.
¡Dile a María que tratarás de dar besos a sus imágenes con frecuencia,  Y ten una imagen suya donde trabajas.


Día 18: La solución para todo

Madre mía, ojalá que en todas las circunstancias te llame... ¡Te llamaré! y perdona si sólo lo hago cuando te necesito, pero... ya sabes: los humanos siempre somos un poco egoístas con vosotras las madres. ¡No me sueltes de tu mano!

Día 19: Media Ave María y bastará

Virgen: Virgen mía, ayúdame a entrar. Dios mío, perdóname. Va a bastar con eso, porque la Virgen te escuchará. Vas a rezar  un Avemaría, sólo la segunda parte. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores... Ahora y en la hora de nuestra muerte, amén. Reza esa Avemaría todas las noches. Rézala cuando te acuerdes y bastará.
¡María, eso sí que es acertar en el modo de ayudar a un amigo! Yo te acercaré a mis amigos y Tú haces el resto, ¿de acuerdo?


Día 20: Qué fácil es convencer a María

El poder de la oración. Santa María, ¡lo que eres capaz de hacer por nosotros, sólo por un Avemaría! Por rezar un Avemaría, ¡cuánto puedo conseguir!
Día 21:Vivir la Misa

Madre mía, que no me acostumbre a ver crucifijos; que no me acostumbre a vivir la Misa como si allí no ocurriese nada, como si nadie sufriese en ella. Ayúdame a ser generoso e ir a Misa con toda la frecuencia que me sea posible: ¡que necesite la Misa!


Día 22: ¡La llevas clara!

Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto. Durante este mes trataré de ayudar a algunos amigos míos a que hagan algo por Ti. Quizá, haciendo una romería, o dándoles una imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración.


Día 23: ¿Un acordaos?

- "Un acordaos".
Con una sola oración a la Virgen, si tenemos fe, hacemos mucho por quienes queremos. Madre, ayúdame a valorar cada oración. Si llamo por teléfono a un amigo dándole un recado, sé que me ha oído y que, si puede, lo hará. Cada vez que te digo algo, que te rezo un Acordaos, es -¡por lo menos!- como si te llamara por teléfono: Tú me escuchas y me haces caso.

Día 24: "Querida Madre mía"

"María: no sé cómo empezar. Querida Madre Mía, siento que no alcanzo a decirlo porque no sé si te quiero lo suficiente para ello. El querer a alguien es dar y hacer por el otro "el todo". Yo sé que Tú lo eres todo eso para mí: ¡eres mi Madre!; pero por mi parte no confío lo suficiente, no amo lo suficiente, no me entrego lo suficiente. ¿Será por todo eso por lo que no recibo respuesta a mis peticiones? Diariamente te cuento mis temores, mis inquietudes, mis preocupaciones, incluso mis alegrías, y Tú callas. ( ... ). ¿Es, como te decía antes, mi falta de amor y confianza, en definitiva mi falta de fe, la que no me deja entenderte del todo? Yo te espero todos los días. Gracias,."

Día 25: El milagro

¡Qué grande eres, Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mí fe cada día, hasta tenerla tan grande como la tuya. ¡Creo, Madre, pero haz que crea más y más!

Día 26: ¡Guapa, guapa y guapa!

Madre mía, procuraré decirte algo -aunque sólo sea: ¡guapa!- cada vez que vea una imagen tuya.
 María en tu interior: ¡Tú sí que eres guapa!

Día 27: ¡Un sólo instante y una María!

"¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!". "¡María! ¡María! Tengo a María! Eso es lo importante.

Día 28: Rezar todos los días, pase lo que pase

Ayúdame, Madre mía, a rezar todos los días. Que no acepte excusas. Que no deje de dedicarte un rato aunque esté cansado. Quiero que me resulte necesario rezar. Gracias.

Día 29: Le quitó el casco

Santa María, que cuando vea algo que pueda no gustarte a ti o a tu hijo, que sepa reaccionar. Que no me dé vergüenza comportarme como tu hijo.


Día 30: Rezar con atención

Perdona, María, las veces que rezo el Avemaría sin atención, como de carrerilla, sin darme cuenta de que te lo estoy diciendo a Ti. Procuraré fijarme más. De todas formas, aunque me siga distrayendo, no me preocupa: sé que te gusta lo que digo, y sabes que te lo digo porque te quiero. Todas las noches te daré las buenas noches rezándote las tres Avemarías... ¡con atención!
Día 31: No temer cogido de tu mano

Madre mía, hoy acaba el mes dedicado a Ti. Tenme siempre cogido de tu mano. Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y así vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Amén.


José Pedro Manglano (Sacerdote)