Día Buen Pastor
50 años que en este domingo celebramos la
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta Jornada nos recuerda la
importancia de rezar para que, como dijo Jesús a sus discípulos, «el dueño de
la mies… mande obreros a su mies» (Lc 10,2). Jesús nos dio este mandamiento en
el contexto de un envío misionero: además de los doce apóstoles, llamó a otros
setenta y dos discípulos y los mandó de dos en dos para la misión.
La vocación es siempre
una acción de Dios que nos hace salir de nuestra situación inicial, nos libra
de toda forma de esclavitud, nos saca de la rutina y la indiferencia y nos
proyecta hacia la alegría de la comunión con Dios y con los hermanos. Responder
a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que él nos haga salir de nuestra
falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de
nuestra vida y de nuestra felicidad.
El Evangelio es la
Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida. Qué hermoso es
dejarse sorprender por la llamada de Dios, acoger su Palabra, encauzar los
pasos de vuestra vida tras las huellas de Jesús, en la adoración al misterio
divino y en la entrega generosa a los otros. La vida será más rica y más alegre
cada día.
La Virgen María,
modelo de toda vocación, no tuvo miedo a decir su «fiat» a la llamada del
Señor. Ella nos acompaña y nos guía. Con la audacia generosa de la fe, María
cantó la alegría de salir de sí misma y confiar a Dios sus proyectos de vida. A
Ella nos dirigimos para estar plenamente disponibles al designio que Dios tiene
para cada uno de nosotros, para que crezca en nosotros el deseo de salir e ir,
con solicitud, al encuentro con los demás (cf. Lc 1,39). Que la Virgen Madre
nos proteja e interceda por todos nosotros.
Papa Francisco