miércoles, 30 de abril de 2008

MES DE MAYO A MARÍA











VENID Y VAMOS TODOS CON FLORES A MARIA

Venid y vamos todos con flores a porfíacon flores a Maríaque Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes purísima doncella
más que la luna bella postrados a tus pies.
A ofrecerte venimos flores del bajo suelocon cuánto amor y anhelo Señora Tú lo ves.

ORACIÓN PREPARATORIA

Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu patrocinio, implorado tu auxilio, o pedido tu socorro, haya sido abandonado de Ti Animado por esta confianza, vengo a Ti, me refugio en Ti, yo pecador gimo delante de Ti. No quieras, ¡oh Madre del Verbo Eterno!, despreciar mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y haz lo que te suplico. Amén.

INVOCACIONES AL DULCE NOMBRE DE MARÍA

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acuérdate de mí,
miserable pecador. Avemaría.
Acueducto de las divinas gracias, concédeme abundancia de lágrimas
para llorar mis pecados. Avemaría.
Reina del cielo y de la tierra, sé mi amparo y defensa
en las tentaciones de mis enemigos. Avemaría.
Inmaculada hija de Joaquín y Ana, alcánzame de tu santísimo Hijo
las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría.
Abogada y refugio de los pecadores, asísteme en el trance de mi muerte
y ábreme las puertas del cielo. Avemaría.

BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desoigas la oración de tus hijos necesitados y líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

FLORES PARA LA VIRGEN

Sugerencias de obsequios espirituales que se pueden ofrecer al Señor, por medio de la Virgen, para cada día del mes de mayo.

N. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mi.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Repetir mi juramento cristiano de lealtad a Cristo y al Papa.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mi algo que moleste a los demás.

V. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.

ORACIÓN FINAL

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco desde este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
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Devocionario Católico




lunes, 14 de abril de 2008

JORNADA MUNDIAL POR LAS VOCACIONES

DÍA DEL BUEN PASTOR

TE NECESITO



¿Cómo nace y se consolida una vocación?

La vocación a la vida religiosa es una forma de realizar la vocación cristiana. Está abierta a todos, pero no todos son llamados.

¿Cuándo y en qué condiciones un joven cristiano puede sentirse llamado a ser religioso en la Iglesia? ¿Cuáles son los elementos de una vocación a la vida religiosa?
Una decidida opción por Jesucristo.


"Caminando por la orilla del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo: veníos conmigo y os haré pescadores de hombres. Ellos, al instante, dejando las redes, lo siguieron" (Mt 4, 18-22).Jesús llama y quien es llamado responde con el seguimiento. La vocación de los apóstoles es modelo para todos los que quieren seguir a Jesús. La vocación no nace del idealismo o la generosidad juvenil, nace de la fe.

Es respuesta a una llamada previa que Jesús nos dirige. Es Él quien toma siempre la iniciativa y no nosotros. Él se hace siempre el encontradizo: pasa, mira, llama... el discípulo escucha, obedece y se pone a seguirle. No te decides a ser religioso/a simplemente porque quieres entregarte a pacificar la sociedad, infundirle esperanza o trabajar por la justicia. Te haces religioso ante todo por Jesucristo. Descubres por la fe que Jesucristo es el primer valor de tu vida, y quieres que, poco a poco, este descubrimiento te vaya conquistando por dentro hasta que de verdad Jesucristo sea lo más importante en tu escala de valores. Has decidido seguirlo. Y seguirlo significa quererlo con toda el alma y prestarle nuestro corazón y nuestro cuerpo, nuestras cualidades y gustos, nuestra salud y nuestros estudios, nuestro interés y nuestro tiempo pleno, a fin de que a través de nosotros, este Jesucristo que vive hoy pueda seguir su tarea de liberar y de salvar a la gente. Entre nosotros nadie que no haya descubierto a Jesucristo y que no haya sido atraído fuertemente por su Persona y su tarea está llamado a la vida religiosa. Quien haya hecho este descubrimiento puede seguir preguntándose por la vocación.


La consagración religiosa

Seguir a Jesús, ser discípulo suyo, significa responder a su llamada a vivir con Él y como Él. Vincularse incondicionalmente a su persona, hacerse con Él compañero de camino, identificarse con su estilo de vida: su virginidad, su obediencia y su pobreza y compartir su mismo destino en plena fidelidad y disponibilidad a las exigencias que implica esta vocación. Seguir a Jesús supone también colaborar en su misma misión, el proyecto del Reino. El religioso es el cristiano que intenta vivir la consagración del bautismo —es decir, su condición de hijo de Dios y de ciudadano del Reino— en toda su radicalidad, llevando hasta sus últimas consecuencias las exigencias implícitas del bautismo. La fe en Cristo, en su llamada, le lleva a cogerlo como Persona y como Palabra, dejarse «poseer» por Él y ponerse a su entera disposición. La consagración religiosa es un misterio entrañable del amor de Dios. Dios se da en Jesús, plenamente, al que llama. Y el consagrado le responde amándole con todo el corazón, es decir, con toda su vida; le da su ser en profundidad. Pero una persona sólo se entrega realmente cuando se entrega por amor y cuando entrega su amor. El amor es el primer don, la raíz y principio de todos los demás dones. Y el amor total sólo se expresa con el don total de sí mismo. Por eso la consagración religiosa es consagración de amor. Con las características propias del amor verdadero: la totalidad en la entrega, la exclusividad en la persona amada y el desinterés absoluto en servirle.

Entrega y amor que se concretan en vivir con Él y como Él, asumiendo su mismo estilo de vida, los "consejos evangélicos". Son un camino nuevo para el que quiera estrenarlo; una vida nueva para el que quiera embarcarse en ella; una verdad nueva para el que quiera caminar a su luz. No son muchos, apenas tres. Se resumen en ser pobre como Él, célibe como Él y obediente como Él. Sus consejos los enseña con su vida. No habla de la pobreza como teoría, sino que invita a vivir pobre. No habla del celibato como una utopía, sino que invita a amar con amor universal y a darse por el Reino. No habla de obediencia como un plan de acción, sino que pide ser coherente con el proyecto de Dios y llevarlo a cabo hasta las últimas consecuencias. Los consejos evangélicos son radicales, exigentes, desconcertantes, son una aventura que sólo se entiende viviéndola. Son expresión de amor, amor total, consagrado, la expresión máxima del amor total. Son donación plena de la persona, de lo que la persona es y de lo que la persona tiene: dedicación absoluta e inmediata al amor y al servicio de Dios. Sin el amor a Cristo, los consejos evangélicos no tienen sentido, ya que los votos son la expresión del amor personal a Cristo.Esta convivencia con Cristo se traduce y expresa en convivencia externa con los hermanos, en la vida fraterna. Esta fraternidad va generando unas relaciones basadas en el servicio, y en la entrega; creando así una vida de familia que se traduce también en la acción apostólica.

Para tu oración

Ponte en la presencia de Dios. Sé consciente de que vas a orar con su Palabra y eso te compromete a la escucha de lo que esa Palabra te exija.Comienza a leer la oración que te proponemos muy lentamente; al terminar un párrafo vuelve a repetirlo; centra ahora tu atención en la primera frase que te impresione especialmente, y deja que resuene en ti... Utiliza tus propias palabras para decirle al Señor lo que te evoca, para expresar aquello en que te ves urgido a cambiar, o para agradecerle o pedirle perdón... Pasa luego a otra frase.
En busca de un proyecto de vida.

Es el momento, Señor, de orientar mi vida; es la hora de dar rumbo a mi existencia; estoy a punto para descubrir un nuevo camino; no me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante Ti abierto como la playa al mar; estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;quiero dejar atrás mis caminos y entrar por "tus caminos"; quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida. Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco; y te digo sin rodeos: Señor, ¿qué quieres que haga?


Catequesis Vocacionales

Estados de Vida