miércoles, 3 de septiembre de 2008

CONTEMPLACIÓN



CON CORAZÓN HABITADO


S. Bernardo comentando al profeta Habacuc nos habla, de cómo tiene que ser el discípulo, lleno de Cristo:


“Algunos de vosotros habéis comprendido que las palabras de Jesucristo son espíritu y vida, y por eso lo seguís. Como Habacuc, también vosotros hacéis guardia porque es tiempo de lucha. Pero tenemos que vivir con un corazón habitado por Cristo, sin fiarnos de nuestra virtud, ni de nuestro débil sitio de guardia”.



CUANDO PENSAMOS EN DIOS, RESPIRAMOS


Continuando el comentario S. Bernardo nos guía hacia la plegaria contemplativa:


“El Primer grado de contemplación es considerar que quiere Dios, sin quedarnos en nuestra amargura.
No visitemos nuestro corazón, sino su Templo.
Cuando pensamos en nosotros nos entristecemos, cuando pensamos en Dios respiramos el consuelo del espíritu.
De la primera consideración (la de nuestra amargura) nace la humildad, de la segunda la caridad”.

*****