viernes, 31 de octubre de 2008

DIA DE TODOS LOS SANTOS





YA SOMOS PERO DEBEMOS LLEGAR A SER

El cristiano ya es santo, pues el bautismo lo une a Jesús y a su misterio pascual, pero al mismo tiempo debe llegar a serlo, conformándose a él cada vez más íntimamente. A veces se piensa que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. En realidad, llegar a ser santo es la tarea de todo cristiano, más aún, podríamos decir, de todo hombre.
El apóstol san Pablo escribe que Dios desde siempre nos ha bendecido y nos ha elegido en Cristo "para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor" (Ef 1, 4). Por tanto, todos los seres humanos están llamados a la santidad que, en última instancia, consiste en vivir como hijos de Dios, en la "semejanza" a él según la cual han sido creados.
Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos deben llegar a ser lo que son, a través del camino exigente de la libertad. Dios invita a todos a formar parte de su pueblo santo. El "camino" es Cristo, el Hijo, el Santo de Dios: nadie puede llegar al Padre sino por él (cf. Jn 14, 6).
En el centro de la asamblea de los santos resplandece la Virgen María, "la más humilde y excelsa de las criaturas" (Dante, Paraíso, XXXIII, 2). Al darle la mano, nos sentimos animados a caminar con mayor impulso por el camino de la santidad. A ella le encomendamos hoy nuestro compromiso diario y le pedimos también por nuestros queridos difuntos, con la profunda esperanza de volvernos a encontrar un día todos juntos en la comunión gloriosa de los santos.


[Benedicto XVI. Angelus del 2 de Noviembre de 2007]

jueves, 16 de octubre de 2008

La Palabra de Dios






















La Palabra de Dios es el lugar del

encuentro entre Dios

y el hombre.

“Esto quiere decir que toda la creación está pensada para crear el lugar del encuentro entre Dios y su criatura, un lugar donde el amor de la criatura responda al amor al amor divino, un lugar donde se desarrolle la historia de amor entre Dios y su criatura”. “La historia de la salvación no es un pequeño acontecimiento, en un pobre planeta, en la inmensidad del universo. No es una cosa mínima, que sucede por casualidad en un planeta perdido. Es el móvil de todo, el motivo de la creación: el encuentro de amor entre Dios y el hombre”.

La Palabra de Dios es el hallazgo

definitivo.

Por todo ello, la actitud de la criatura, la actitud del hombre es buscar la Palabra de Dios, que no es solamente un fenómeno literario, no es solo la lectura de un texto. Es el movimiento de mi existencia. Es moverse hacia la Palabra de Dios en las palabras humanas. Solo conformándonos al misterio de Dios, al Señor que es la Palabra, podemos entrar dentro de la Palabra de Dios. Debemos ser, pues, pacientes, perseverantes, humildes y apasionados buscadores y lectores con el corazón de la Palabra de Dios.


La Palabra de Dios es la Palabra

de la Vida para

siempre y para todos.

“Tu Palabra, Señor, me da vida. Confío en Ti, Señor. Tu Palabra es eterna. En ella esperaré”.

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De las palabras del Papa Benedicto XVI
5 de octubre, al día siguiente de la apertura de la asamblea sinodal dedicada a la Palabra de Dios.

domingo, 12 de octubre de 2008

VIRGEN DEL PILAR


ORACIÓN DE JUAN PABLO II

Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido. Y quiero encomendarte, Virgen santísima del Pilar, España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos, la Iglesia en España, así como también los hijos de todas las naciones hispánicas.
¡Dios te salve, María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra!
A tus cuidados confío esta tarde las necesidades de todas las familias de España, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos.
Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y el empeño de cuantos trabajan por el reino de Cristo en estas tierras.
En tus manos pongo la fatiga y él sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su conciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad.
En tu corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia.
Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad.
Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo.
Fortalece a los débiles en la fe.
Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios.
Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres.
Y asiste maternalmente, oh María a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad.
Así sea.

sábado, 4 de octubre de 2008

SAN FRANCISCO DE ASIS


REPARA MI IGLESIA


Salió un día Francisco al campo a meditar, y al pasar junto a la Iglesia de San Damián, cuya Iglesia amenazaba ruina, entró en ella –movido por el Espíritu- a hacer oración; y mientras oraba postrado ante la imagen del crucificado, de pronto se sitió inundado de una gran consolación espiritual. Fijó sus ojos, arrasados en lágrimas, en la cruz del Señor, y he aquí que oyó con sus oídos corporales una voz procedente de la misma cruz que le dijo tres veces:”¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse toda ella ¡” Quedó estremecido Francisco, pues estaba solo en la Iglesia, al percibir voz tan maravillosa, y, sintiendo en su corazón el poder de la palabra divina, fue arrebatado en éxtasis. Vuelto en sí, se dispone a obedecer, y concentra todo su esfuerzo en la decisión de reparar materialmente la Iglesia, aunque la voz divina se refería principalmente a la reparación de la Iglesia que Cristo adquirió con su sangre, según el Espíritu Santo se lo dio a entender y el mismo Francisco lo reveló más tarde a sus hermanos.

De los escritos de San Francisco de Asís.

San Francisco insistió hasta el final de su vida en el compromiso de fidelidad y de ayuda a la Iglesia. Para él la Iglesia era la presencia de Jesucristo en la tierra y, al mismo tiempo, la garantía de esa misma presencia. Por eso su amor a la Iglesia Santa viene a ser su otra forma de amar a Jesús, junto con la santa pobreza. Su fe profunda y enamorada le llevó a venerar a la Iglesia como sacramento universal de vida y salvación. Sólo por ella y en ella tenía la posibilidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía. Francisco no intentó “reformar” la Iglesia, sino que la amó y restauró.

¡Oh Cristo!, infunde en nosotros el don de sabiduría para que siguiendo tus huellas, a ejemplo de Francisco, te seamos fieles toda la vida.



Oración

¡Oh alto y glorioso Dios!,
Ilumina las tinieblas de mi corazón,
Y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
Sentido y conocimiento, Señor,
Para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
Amen.