Jornada «pro orantibus 2013
ORACIÓN
Que te glorifique, Dios nuestro, tu
iglesia, al contemplar el misterio de tu sabiduría, con la que has creado y
configurado el mundo;
Tú, por medio de Jesucristo, nos has justificado
y en tu Espíritu Santo nos has santificado; escucha la oración que hoy te
dirige tu pueblo, volviendo su mirada y su corazón hacia los monasterios, por
las personas consagradas contemplativas, que, como centinelas de la oración,
dedican todo su tiempo únicamente a ti, vigilando día y noche con sus lámparas
encendidas.
Concédeles permanecer fieles a su
vocación, y haz madurar plenamente el fruto de su consagración monástica, para
que tu Iglesia siga recibiendo de ellos incrementos abundantes de fe y caridad.
A ti el honor, la gloria y el poder,
a ti la alabanza y la aclamación por los siglos de los siglos. Amén.
Conferencia Episcopal
Española
Vida contemplativa en el Año de la fe:
centinelas de la oración
El lema de la Jornada de este año es: Centinelas
de la oración. La palabra centinela evoca vigilancia. Los centinelas
estaban apostados sobre los muros de las ciudades (cf. 2 El salmista suplica al
Señor su misericordia y espera en su palabra «más que el centinela la aurora»
(Sal 130, 6).
La personas contemplativas vigilan como
centinelas día y noche igual que las vírgenes prudentes la llegada del
esposo (cf. Mt 25, 1-13) con el aceite de su fe, que enciende la llama de la
caridad. Los monjes y monjas son en la Iglesia centinelas de la oración contemplativa
para el encuentro con el Esposo Jesucristo, que es lo esencial.
Nuestros monasterios son un oasis de
silencio orante y elocuente. Son escuela de oración profunda bajo la acción
del Espíritu Santo. Son espacios dedicados a la escucha atenta del Espíritu
Santo, fuente perenne de vida, que colma el corazón con la íntima certeza
de haber sido fundados para amar, alabar y servir.
Las personas contemplativas como
centinelas apuntan siempre a lo fundamental y esencial. Para el hombre
moderno, encarcelado en el torbellino de las sensaciones pasajeras,
multiplicadas por los mass-media, la presencia de las personas
contemplativas silenciosas y vigilantes, entregadas al mundo de las
realidades «no visibles» (cf. 2 Cor 4, 18), representan una llamada providencial
a vivir la vocación de caminar por los horizontes ilimitados de lo divino.
En esta Jornada «pro orantibus» es
justo y necesario que recemos por las personas contemplativas, que
volvamos la mirada y el corazón a sus monasterios y pidamos por sus intenciones.
Sin duda, sus intenciones van encaminadas a la permanencia en la fidelidad
siempre renovada de todos sus miembros en la vocación recibida y al aumento de
vocaciones en esta forma de consagración.
Que la santísima Virgen María,
primera consagrada al Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo, maestra de
contemplación y centinela orante que dio a luz al Sol de justicia, Cristo
nuestro Salvador, cuide y proteja a todas las personas contemplativas.
¡Feliz Jornada de la vida contemplativa en el Año de la fe!
X VICENTE JIMÉNEZ ZAMORA
Obispo de Santander
Presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada
No hay comentarios:
Publicar un comentario