“Santa Beatriz, escucha la voz de Dios, atenta a lo que
Dios quiere, es conducida por el espíritu a reproducir en si los rasgos de
Jesús. Recibe los dones del Señor que son: tener un corazón puro, orar de
continuo al Señor, teniendo paciencia en el sufrimiento; huir de las vanidades
y d los vicios, teniendo un mismo espíritu con Cristo el Señor.
Para Beatriz, la blanca limpieza de María, fue el ideal de
su vida. Mira a María, profundiza en el misterio de la Concepción y el don
gratuito que recibe es la decisión de consagrar su vida a honra de la
Concepción Inmaculada de María. Pensando como la podía más engrandecer y hacer
que otras almas hicieran también esto, pensó, en la fundación de la Orden de la
Inmaculada Concepción.
Pablo VI señala que el secreto de la santidad de Beatriz
está, en que ella está fascinada por la Inmaculada, dice así: “La blanca limpieza de la Virgen fue su
ideal”.
Esta noble Señora, que vivió tantos años con el rostro
bellísimo cubierto con un velo, nos permite hoy contemplar su rostro radiante
de santidad y de gloria, y nos vuelve a irradiar la idea de la Belleza
espiritual, la de la gloria que transfigura la pobre faz humana…
Admiremos, alegrémonos y procuremos que la aureola de Santa
Beatriz, difunda también sobre nuestra sociedad rayos de belleza celestial, la
belleza de la Virgen”.
(Pablo VI)
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